lunes, 25 de mayo de 2009
martes, 14 de abril de 2009
EL AGUILA DIVINA
(A la Iglesia Bíblica Bautista de Monte Aguila)
Y el Espíritu Santo
se encarnó en un águila
que descendió del monte
y sobrevoló la ciudad,
no encontró
al Lonco Ñamkumawuida,
ni a los colonos alemanes
Frank y Worman, los fundadores.
Recorrió sus tranquilos barrios
y sus fértiles campos
descubriendo que en ella
habitaban personas justas y buenas.
Plantó en sus corazones
la semilla de la fe
y allí germinó el Señor.
Desde Viña del Mar
llegó a Monte Aguila
un joven pastor,
junto a un grupo de oriundos,
que ya habían conocido al Señor.
Ellos dijeron! Iglesia queremos!
el águila, abriendo sus anchas alas,
les respondió:
En sus corazones !Iglesia Tenemos!
La grey fue creciendo,
hombres, mujeres y niños
tomaron la decisión
y en ellos hoy vive la Salvación.
El águila divina
ya cumplida su misión
voló muy alto,
más arriba del monte,
más allá del horizonte,
hasta perderse en el infinito,
allá por donde queda
la Mansión del Creador.
Daniel Lillo de la Cuadra, 10 Abril 2009
EL AMOR DE MI VIDA
( a Priscilla Rebeca que estás en el cielo )
Un día fui a tu colegio
en busca de una rosa
convencido estoy
que corté la más hermosa.
No solo un cuerpo buscaba
sino un alma generosa
pasión y ternura me diste
por sobre todas las cosas.
Muchos años pasaron
desde que fuimos al civil,
juntos pasaríamos
al menos otros mil.
En todo lo que hiciste
profunda huella quedó,
pero la huella más profunda
quedó en mi corazón
Me diste dos hijos hermosos
de los cuales tú y yo
nos sentimos orgullosos.
Mucho cariño me entregaste
y también comprensión,
por eso amor mío
te entregué mi corazón.
Si a veces te herí
hoy te pido perdón,
lo pasado está en el olvido
y el presente fue mejor.
Pese al tiempo transcurrido
aún transitamos
por el amor unidos
porque lo tuyo fue nuestro
y lo mío, de los dos.
Hoy mi pequeña flor
descansa glorificada
en el Jardín del Señor
Daniel Lillo de la Cuadra, 30 de Enero 2009
50 FLORES PARA TI, MUJER
¡ Mujer ¡
Ya no eres flor de un día,
eres rosa, eres clavel,
eres alegría del hogar,
eres pasionaria y a la vez
frágil alelí.
Fragante madreselva y
aromática manzanilla.
Sinuosa bouganvilia,
grácil flor de la pluma,
fértil flor del aromo.
Acogedora glorieta de jazmines,
fresca lavanda,
ardiente gardenia.
Suavidad nocturna de prímulas,
Refugio de achiras
para el guerrero cotidiano.
Salvia bienhechora
Reina luisa
de su hogar.
Alerta girasol,
sensible mimosa,
embriagante azahar,
exótica orquídea,
sensual tulipán,
peligrosa flor de cactus,
erótica cala,
salvaje lirio,
exuberante dalia,
orgulloso agapanto
femenino rubor de malvavisco
vigorosa alstromelia,
virginal azucena,
femenina violeta,
sencilla margarita,
frágil pensamiento,
soñadora amapola,
triste suspiro,
perseverante cardo azul,
fiel hortensia,
inocente nardo,
exuberante manzanillón,
precioso dedal de oro,
fucsia bailarina,
húmedo nenúfar,
oculto copihue.
Cálido manto de docas,
colorido racimo de
jacintos y fresias,
sacrificado cardenal,
altiva flor del inca,
linda espuela de galán.
Ramillete de aromas,
sabores y colores,
Infaltable compañera,
amorosa siempreviva
¡Nomeolvides, mujer!
Poema en desagravio al Día único de la Mujer.
50 flores para toda mujer
CURAUMA, LA JOVEN CIUDAD
El barrio de moteles y camiones
dio paso a Curauma,
la Joven Ciudad,
floreció entre pinos y
eucaliptos, como la hija
planificada del Gran Valparaíso.
Un Valparaíso sin puerto,
cerros, ni mar.
lo cambió por embarcaderos,
colinas y lagunas, para el buen pasar,
En “La Luz” o “Las Cenizas”,
pequeñas islas ya eran refugio
del avifauna del lugar.
Un Valparaíso sin grandes navíos,
pero con veleros y kayak.
La hermosa laguna de la Luz,
ilumina de azul el lugar,
deportistas acuáticos,
pescadores del pejerrey,
encuentran dónde actuar.
No es el barrio alto del puerto,
es el barrio joven de la ciudad.
Noveles matrimonios y parejas,
con muchos, muchos niños,
son la alegría del lugar,
son los nuevos curaiminos,
que han encontrado su hogar.
Ya Placilla de Peñuelas,
puede descansar,
Curauma la vino a reivindicar.
Poetas por Curauma
anduvieron:
“Trinares del Alba”,
“Claros del Bosque”,
“Pinares de Curauma”,
“Villa Los Fundadores”.
“Puerta del Sol”,
“Bosques de Curauma”,
“Sol de Trinares”,
son algunos nombres poéticos,
de Curauma del Norte
y del Sur.
Lindas casas hacen realidad los proyectos,
son un homenaje al buen gusto,
de inmobiliarias y arquitectos.
Son 4000 hectáreas proa al futuro,
mirando a la capital,
de un Valparaíso,
sin cerros y sin mar,
pero navegando a un progreso,
que ni el agua ni el fuego,
le pueden negar.
Curauma, 2008
UN RINCÓN DEL PARAÍSO
( a Ana María, Raquel e Ilsia Inostroza y Familias)
Vamos por el oscuro y
serpenteante camino,
la meta es llegar
adónde nos guíe el Señor.
Nos saludan los lacerantes
tentáculos de la zarzamora
y de la enmarañada quila.
La noche cae,
vestida con su manto
de estrellas, parpadeantes
se asoman entre las copas
de los árboles, donde flotan
tenues sus hermanas candelillas.
El viento aplaude
entre las plateadas
hojas de los álamos,
tilos y acacias siguen
su cadencioso compás.
El río canta suavemente
con su coro de grillos.
El perfume de los peumos
impregna el nocturno sigilo.
Cuando la luna y los astros
se retiran, cumplida su misión
de engarzar en plata la noche,
comienza a despuntar el día,
con una algarabía de pájaros.
Retorna la brisa y las suaves
colinas ondean su herbal
cabellera orlada de albas flores.
El tibio “Cholguán”, de las
cristalinas aguas, es espejo fiel
del exuberante paisaje.
El largo pincel de los álamos,
pinta nubes en la gran tela azul.
En su entorno, los veloces y
agresivos coliguachos,
ataviados con su negra armadura,
sobre terciopelo naranja,
defienden sus dominios
sobrevolando el noble río,
de lecho multicolor, hasta que
se cumpla el misterio de su
desaparición cada 20 de Enero.
Las blancas rocas,
redondeadas por el roce de
despiadados inviernos,
son testimonio de crecidas
que tronchan árboles y vidas.
Paseamos por bosques virginales
entre boldos, robles y coigues,
laureles, canelos y castaños,
buscando entre ocultos coliguales,
descubrir la roja herida del copihue,
el blanco estallido de corazón
dorado de la patagua, o el bailar
grácil de la encendida chilca.
A ras del piso, hierbazul y
hierbamarilla son la sociedad
del color.
Arriba, el “Pan de Azúcar”
centinela curvo del valle,
hecho de roca y de bosque,
domina el paisaje verde
de todos los verdes.
Entre las venas anaranjadas
del fragante arrayán,
cerca de la cascada el ”Saltillo”,
descubro el romance
de zorzales y lloicas.
A la vera del camino,
tras la rosa mosqueta y
y las negras perlas del maqui,
observo correr y volar
a codornices y torcazas.
Es “Santa Lucía Bajo”,
un rincón del paraíso,
donde el Señor quiso
que un día arribáramos
al calor de la amistad.
Palpando la creación viviente,
testigos somos, que
“Dios produjo la hierba verde
y el árbol que da fruto…plantado
junto a corrientes de aguas…delicioso
a la vista y bueno para comer”,
de eso dimos fe plena,
allí en “Eben-ezer”
Al llegar nuevamente la tarde,
mientras la lluvia acaricia
los bosques del Sur,
los hermanos en la fe
se congregan en grata reunión,
para dar gracias al Señor,
por la grata estadía
en tan bella región.
Santa Lucía Bajo, VIII Región, Enero 2007.-
CUANDO SOY FELIZ
Cuando la Primavera
cubre de oro los espinos
y me envuelve
en su aroma silvestre,
entonces
soy feliz
Cuando el bosque
o la montaña
me inundan de sonidos
o de silencio,
entonces
soy feliz
Cuando el mar
acaricia mis pisadas
o el arroyo cantarino
me refresca,
entonces
soy feliz
Cuando tus caricias
y tu piel
se funden
en mi abrazo,
entonces
soy feliz.
Primavera 2006
NOCHE DEL SUR
Bajo los saturnales anillos
el horizonte se enciende
en llamas.
Arriba sonríe una estrella,
parpadeante avanzada
de las reinas de la noche.
La bóveda azul
se dispone a vestir luto
en su cotidiana tarea
de sepultar al día.
Selena asoma enorme
y majestuosa entre
bosques y volcanes,
toma su lugar en el espacio
y baña de suave luz
los campos sureños.
El coro de los pájaros
se apaga,
la creación duerme,
es de noche…
Temuco, 2003
EL SENDERO DE LOS POETAS
Al ingresar a la Quinta Vergara,
el jardín de los fundadores de Viña del Mar,
encontrarás a la divina Gabriela escuchando
de Pedro Prado palabras de admiración.
A pocos pasos, al costado del Palacio,
Sara Vial describe el canto de un árbol
y si sigues con atención tu paseo,
descubrirás que los troncos muertos
se han transformado en poesía.
Cuando el sol, el viento, la lluvia
y los insolentes pajarillos,
quisieron acabar con los versos,
que desafiaban su belleza,
la roca y el mármol llegaron al rescate.
Y allí están hasta hoy,
los pinos de Darío,
la palma de Guillén
el aromo de Neruda,
el árbol de Gabriela,
el bosque de González Bastías
la tempestad de Guzmán Cruchaga
el verde sueño de Rocuant,
la mañana sentimental de Silva,
la hoja de Sara Vial, y
el parque de Parera.
Allí están esperando,
más ilustre compañía
que siga llenando la Quinta
de la mejor poesía.
Quinta Vergara, Viña del Mar, 1996